jueves, 29 de julio de 2010

¿Hubo fraude en las elecciones del 36 que dieron la victoria al Frente popular?

Ni entro ni salgo en el hecho de que sea verdad o no. En cualquier caso, sí parece que hubo muchas más anulaciones de actas de diputados para la derecha que para la izquierda. EL PSOE de Largo caballero tuvo mucho que ver en estas anulaciones, así como Azaña.

La tarde del 15 de marzo de 1936 las Cortes celebran sesión preparatoria, acordando su constitución interina para el día siguiente. Los diputados del Frente Popular incorporados, prorrumpen en vítores a la República y en insultos al presidente, el diputado de mayor eded Ramón de Carranza:

«...Por primera vez en la historia del parlamentarismo español ha retumbado con ecos de gloriosas llamadas a la lucha el himno revolucionario del proletariado universal. El himno oficial del pais libre y feliz del socialismo la masrcha que orla la victoria de la inmensa Unión Soviética. El canto de guerra antifascista, el que cantaban los mineros asturianos cuando, fusil al hombro, se dirigían a conquistar Oviedo: La Internacional. Himno de guerra, afirmación de la fe revolucionaria. Éste es el himno que ayer, en la primera sesión de las Cortes, cantaron, fundidos los sentimientos acordes en el entusiasmo, los diputados comunistas y la mayoría de los diputados socialistas...»

Mundo Obrero, 17 de marzo de 1936.
Cuando los teóricos vencedores ponen el grito en el cielo y presentan una serie de recursos, los distintos grupos parlamentarios crean una Comisión de Validez de las Actas Parlamentarias presidida por Indalecio Prieto. A partir de este momento comienza el examen de actas protestadas, cuyo número supera las doscientas, la mayoría de las cuales correspondían a diputados de derechas adelante, lo que supuso la anulación de escaños a la derecha.

De las 456 actas presentadas, únicamente 187 son sin protesta. Así en el primer recuento la CEDA obtuvo 101 diputados; al final obtuvo 88. La Comisión retira la condición de diputado a 12 electos (once de ellos de la oposición parlamentaria y sólo uno del PSOE), proclamando al siguiente más votado en su lugar (siete de ellos del Frente Popular, junto a sólo 2 de derechas y 3 de centro). También anula el resultado en algunas mesas de la provincia de Cuenca y ordena repetir en la provincia de Granada.

«...Azaña despreció las apelaciones derechistas, y la republicanización siguió su curso subversor de la legalidad. El primer paso consistió en una arbitraria revisión de actas de los diputados. A finales de marzo, la mayoría parlamentaria, erigiéndose ilegítimamente en juez y parte, procedió a despojar a la derecha de numerosos escaños, pretextando no haber sido ganados de forma limpia... Para no autorizar tal atropello, la derecha abandonó el Parlamento, entre furiosas amenazas y acusaciones de golpismo...»

Pío Moa, Franco, un balace histórico página 44
Granada
El 31 de marzo la Comisión propone la anulación de las elecciones en Granada. El ex ministro cedista Manuel Giménez Fernández denuncia que merced a fraudulentas sustituciones, una mayoría de seis mil votos a favor de los candidatos derechistas se había convertido en uan derrota por mil votos.

Resultado: Queda acordada la anulación de toda la votación en la provincia de Granada, donde la coalición de Derecha y Centro habían logrado diez escaños y el Frente Popular, tres.


Anulada la votación en la provincia de Granada, se celebra nuevamente en el mes de mayo. En señal de protesta, la CEDA decide no repetir la coalición de la primera vuelta, sino que forma una lista con 5 de la CEDA, 4 de Falange Española y 1 independiente. Al hacerlo público, se produjeron protestas populares, que impidieron llevar a cabo la campaña electoral, por lo que la lista de CEDA-Falange se retiró. Ante este hecho, el Frente Popular obtiene de este modo los 13 escaños. Es curioso constatar como el Catedrático de Universidad y candidato Izquierda Republicana José Polanco Romero obtiene 99 005 votos y en la elección parcial de 3 de mayo de 1936 206 646 votos de un total de 260 448.

Estimaciones
La estimación de acta de diputado anulada, más alta para la derecha, es de 60, mientras que las hipótesis más realistas hablan de no más de 20; sin embargo, esto no alteraría en ninguno de los dos casos el resultado de dichas elecciones, ganadas por el Frente Popular.

El presidente Alcalá Zamora (al que ya desde la izquierda habían mostrado su intención de relevarle en el cargo, veanse frases com "Si ganamos colaboraremos con nuestros aliados. Pero si triunfan las derechas, tendremos un doble trabajo. Colaborar con nuestros aliados desde la legalidad e ir a la guerra civil declarada. Que no digan que decimos las cosas por decir, que lo que decimos lo cumplimos" (Largo Caballero, Alicante, 19-1-1936) o "La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo. Y como quien tiene el poder no lo entrega voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución" (Largo Caballero, Linares, 20-1-1936)) habla de poco más de 200 diputados para el Frente Popular, lo que significa obtener irregularmete en torno a 60 actas de diputados.

Valoraciones
Hugh Thomas, Broué y Témine, Bolloten, Catell, Malefakis, Abella, Aróstegui, Tussell, Payne, Carr, Fusi, Juliá, Tuñón de Lara, Viñas y otros, admiten la victoria republicana de la izquierda. Incluso Seco Serrano, en su historia publicada en Barcelona en 1962, admite el hecho de la victoria de la izquierda.

Algunas teorías dan una ventaja de 150.000 votos a la izquierda sobre la derecha (la derecha sumada al centro gana en sufragios según ésta versión).

Dictamen franquista
La dictadura franquista trató de justificar retrospectivamente la sublevación que acabó con la República. Uno de los elementos del “dictamen sobre la ilegitimidad de los poderes actuantes el 18 de julio de 1936”, que se hizo público a principios de abril de 1939, es que había habido fraude en estas elecciones, ya que los resultados habrían falseados para favorecer al Frente Popular: falsificaciones de votos, violencias, nuevo gobierno formado antes de la segunda vuelta electoral y a la arbitraria revisión posterior de actas en perjuicio de las derechas.

Niceto Alcalá-Zamora,lo tuvo claro:
«A pesar de los refuerzos sindicalistas, el Frente Popular obtenía solamente poco más, muy poco, de 200 actas, en un Parlamento de 473 diputados. Resultó la minoría más importante, pero la mayoría absoluta se le escapaba. Sin embargo, logró conquistarla consumiendo dos etapas a toda velocidad, violando todos los escrúpulos de legalidad y de conciencia.

Primera etapa: Desde el día 17 de febrero, incluso desde la noche del 16, el Frente Popular, sin esperar el fin del recuento del escrutinio y la proclamación los resultados, la que debería haber tenido lugar ante las Juntas Provinciales del Censo en el jueves 20, desencadenó en la calle la ofensiva del desorden, reclamó el Poder por medio de la violencia. Crisis: algunos Gobernadores Civiles dimitieron. A instigación de dirigentes irresponsables, la muchedumbre se apoderó de documentos electorales: en muchas localidades los resultados pudieron ser falsificados.

Segunda etapa: Conquistada la mayoría de este modo, fue fácil hacerla aplastante. Reforzada con una extraña alianza con los reaccionarios vascos, el Frente Popular eligió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que procedió de una manera arbitraria. Se anularon todas las actas de ciertas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamaron diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsaron de las Cortes a varios diputados de las minorías. No se trataba solamente de una ciega pasión sectaria; hacer de la Cámara una convención, aplastar a la oposición y sujetar al grupo menos exaltado del Frente Popular. Desde el momento en que la mayoría de izquierdas pudiera prescindir de él, este grupo no era sino el juguete de las peores locuras.

Fue así que las Cortes prepararon dos golpes de estado parlamentarios. Con el primero, se declararon a sí mismas indisolubles durante la duración del mandato presidencial. Con el segundo, me revocaron. El último obstáculo estaba descartado en el camino de la anarquía y de todas las violencias de la guerra civil

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